Por alguna razón pensé que la gente registrada en LinkedIn era un poco más seria y mejor preparada. Pero veo que tal razonamiento no es cierto. Al menos no en un cien por ciento.
El robo millones de contraseñas que sufrió la red social viene a dejar no sólo penas, sino enseñanzas que deben ser tomadas en cuenta. Y no hablo de la parte de insfraestructura y seguridad. Sino de algo mucho más sencillo: Que el usuario esté consciente de lo que hace. ¿Qué? Pues sí, eso… No puede ser posible que aún se utilicen contraseñas como “123456″ o “sex”. Juzguen ustedes:
Consejo: No usen contraseñas cortas. Mezclen letras, números, signos, mayúsculas y minúsculas. Y nunca usen una misma contraseña en más de dos sitios
Fuente: Daniel Rodriguez