El hombre, uno de los primeros en el negocio de venta de melcochas en Alluriquín, se entretiene con los miles de vehículos que a diario pasan por su puesto para no abrumarse por las bajas ventas producto de las secuelas del desbordamineto del río Damas, el año pasado. Sus clientes han vuelto, aunque afirma que […]


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El hombre, uno de los primeros en el negocio de venta de melcochas en Alluriquín, se entretiene con los miles de vehículos que a diario pasan por su puesto para no abrumarse por las bajas ventas producto de las secuelas del desbordamineto del río Damas, el año pasado.

Sus clientes han vuelto, aunque afirma que ya no es lo mismo que antes.
De como estaban los comerciantes en los días posteriores a la crecida, que se llevó casas, locales y vidas humanas, asegura que la actividad comercial se levantó, pero las ventas, que bajaron hasta en un 80 por ciento, todavía no vuelven a ser las de antes.
Ahora todo lo que exhibe en su puesto lo comercializa hasta en una semana, antes el producto se vendía en tres o cuatro días, refirió.

Menos turistas. La situación de Marcia Andrade fue peor. Ella además, del perjuicio en su negocio, perdió su casa que estaba ubicada junto al Damas.

“La gente ya no baja mucho, en el último feriado (de Semana Santa) el comercio no estuvo bueno como se esperaba. Antes se vendía más”, manifiesta la mujer, quien tiene un puesto de melcochas.

Ella afirma que su situación económica no ha prosperado, y lo corrobora con cifras. En “días malos”, por ejemplo, señala que su ingreso oscila entre los 20 y 25 dólares, mientras que antes del desastre natural hasta 80 dólares.

Menciona que los mejores días son los fines de semana.
María Tenorio, de 54 años de edad y madre de 4 hijos, ha vivido 30 años en la parroquia vendiendo maduros con queso y choclos asados.

Ella se instala en las afueras de la Casa Parroquial, en el barrio Central, donde hay mayor afluencia.

La mujer reconoce que las ventas han disminuido y que en los últimos meses el negocio se está componiendo.

“Ya casi todos nos estamos acomodando, pero sin ayuda de nadie, de ninguna autoridad, nosotros mismos nos paramos. Los clientes han vuelto, vienen de todos los recintos”, expresó.

Afirma que antes de la creciente todos los domingos llegaba gente de Santo Domingo y turistas de otros sitios a disfrutar de los encantos del Damas, al lado también había una piscina, “pero ya no vienen porque ya no hay nada de eso, todo se fue con el río, eso bajó las ventas”, refiere.

Ayuda. El presidente de la Junta Parroquial de Alluriquín, Willans Arteaga, dijo que lo primero que se hizo para restablecer el comercio fueron las ferias solidarias en lugares públicos de la provincia, en los primeros meses.

Les dijimos que primero vuelvan a restablecer sus viviendas, ponerle puertas, ventanas y servicios básicos.

“Esas dos acciones fueron las que según iba pasando el tiempo se hicieron emprendidas por la misma gente y que dieron resultado”, sostuvo la autoridad.

Indicó que en la actualidad la parroquia está en mejor condición económica.
Reconoció que el restablecimiento de viviendas y negocios lo hicieron los propios damnificados.
“La situación era que no había comprensión de las entidades financieras, en ese sentido fuimos muy mal atendidos”, enfatizó.

CC








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