El miércoles 5 de julio del 2017, es decir en un mes, será el último día de clases de los estudiantes de la Sierra y la Amazonía. A unos les preocupa quedarse a supletorios y a otros, pasar el Ser Bachiller o examen de grado y de acceso a las universidades, que se tomará entre el 28 de junio y 3 de julio.
En Ambato, por ejemplo, Raquel Gallegos casi a diario acude a la Unidad Educativa Fiscal Juan Montalvo, en el centro de la ciudad, para conversar con los maestros sobre el aprovechamiento de sus dos hijos.
Eso le ayudó a que mejoraran el rendimiento en los últimos cuatro meses. La mujer, de 40 años, tuvo que renunciar a su trabajo para dedicarse por completo a supervisar la realización de tareas de sus hijos.
A pesar de ello teme que el mayor, que cursa el octavo de Básica, se quede aplazado en la materia de lenguaje.
“Mi hijo es hiperactivo y constantemente debo vigilarlo porque se distrae, se olvida las cosas. Estaré más pendiente estas semanas para evitar que quede aplazado”.
Según un informe difundido por las autoridades de la entidad educativa, el año pasado el 3% de los alumnos se quedó aplazado y menos del 1% perdió el año. Eso, pese a que recibieron refuerzos pedagógicos.
En el establecimiento estudian 2 400 alumnos en los horarios matutino y vespertino.
Patricio Jácome, rector de la Unidad Educativa, contó que es posible que el número de alumnos aplazados se incremente en este ciclo.
Él aseguró que eso ocurrirá debido a que en este año se detectó “más desgano de los alumnos”, especialmente desde séptimo hasta los octavos cursos. La mayoría de padres de familia trabaja y no tiene tiempo de ayudar a sus hijos, eso origina el descuido. Solo aparecen -apunta- cuando está por finalizar el año o las calificaciones son bajas y están en peligro de no ser promovidos.
En Cuenca, a un mes de la culminación del ciclo, los estudiantes de tercero de Bachillerato trabajan contrarreloj.
Desde mayo, en varios colegios se interrumpió el avance del currículo planificado. Esto, ante la necesidad de reforzar los conocimientos adquiridos en las materias básicas.
Según Vinicio Andrade, vicerrector del Colegio Benigno Malo, esa orden la recibieron de la Zonal 6 de Educación. El objetivo es fortalecer el aprendizaje para que los alumnos tengan menos inconvenientes al presentarse al Ser Bachiller.
En ese plantel, por ejemplo, los estudiantes de tercero de Bachillerato reciben las cuatro primeras horas de clases distribuidas entre matemáticas, lenguaje, ciencias naturales, física y razonamiento abstracto, materias parte del test.
Para Paola Carrera, vicerrectora del Herlinda Toral, la disposición de la Zonal de Educación llegó demasiado tarde, porque los estudiantes solo tienen dos meses para recapitular todos los contenidos planteados en la prueba.
En este colegio fiscal, desde el inicio del segundo quimestre los estudiantes asisten a clases de nivelación, de 13:00 a 15:00, dos veces por semana. Las dictan docentes de la misma institución.
Según Carrera, el año lectivo anterior alrededor del 40% de sus bachilleres no ingresaron a la universidad. Para la Vicerrectora, esto no se debió a que el aprendizaje no sea el adecuado. Lo que ocurrió es que los estudiantes no reunieron el puntaje para la carrera y la universidad que deseaban.
En otros colegios se trabaja con normalidad en clases de recuperación con los estudiantes que han obtenido 7 sobre 10 en las pruebas.
Andrade y Carrera coinciden en que el porcentaje de estudiantes que reprueban por año lectivo es menor al 5%. Esto porque cuentan con un total de cuatro oportunidades para alcanzar la nota.
Los exámenes del segundo quimestre serán desde el 29 de junio hasta el 5 de julio.
Fuente: El Comercio