Francia anunció este miércoles la creación de un «centro nacional antiterrorista» que trabajará junto con el presidente Emmanuel Macron, en un contexto de amenaza terrorista alto tras un ataque frente a la catedral de Notre Dame de París.
Este centro, también designado como «task force», fue una promesa en la campaña electoral de Macron. Será parte del Centro de Coordinación Nacional de Inteligencia, una estructura ya existente.
Ambos centros serán dirigidos por Pierre Bousquet de Florian, el exjefe de los servicios de espionaje franceses.
Francia ha sido blanco de una ola de atentados islamistas desde enero de 2015, que se ha cobrado la vida de 239 personas.
La mayoría de estos ataques fueron reinvindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que amenaza continuamente a París con represalias por su participación en la coalición militar internacional en Irak y Siria.
El país se encuentra en estado de emergencia desde los atentados de noviembre de 2015 en una sala de conciertos y en las calles de París, en los que murieron 130 personas.
Desde entonces, las medidas de seguridad se han reforzado, con 7.000 militares que patrullan las calles, estaciones de ferrocarril y los lugares más turísticos del país.
El nuevo Centro nacional antiterrorista, que estará compuesto por unas veinte personas, sobre todo analistas, estará a cargo de la «gestión estratégica de los servicios de inteligencia» para asegurar una buena coordinación, señaló la presidencia.
También, «propondrá al presidente planes concertados sobre la acción de los servicios de inteligencia», y «presentará un informe semanal durante el consejo de defensa, en el que se prepara la estrategia de lucha contra el terrorismo».
El martes, un hombre agredió con un martillo a un policía que patrullaba frente a la catedral de Notre Dame de París, antes de ser herido por un disparo de un segundo agente.
El atacante, identificado como un argelino de 40 años, juró lealtad al grupo EI en un video encontrado en su vivienda, señaló una fuente cercana a la investigación.
Fuente: El Telégrafo