Las acciones de distintas empresas tecnológicas vienen subiendo sistemáticamente lo cual hace pensar en la posibilidad de una nueva burbuja de las punto com. Sin embargo, en esta nueva edición de ‘Keiser Rerport’ Max declaró: «Llevo cinco años diciendo que no hay ninguna razón para pensar que estas empresas no vayan a seguir subiendo».
Es que «si tenemos en cuenta el método de valoración estándar», podría decirse que esas empresas «están cerca de tocar techo; el problema es que con esas organizaciones no se puede utilizar ese método de valoración por el gran dominio que ejercen sobre el mercado, más que cualquier monopolio del pasado», añadió. Por su parte Stacy recordó que el Nasdaq «se ha cuadriplicado desde el 2007-2008, situándose incluso por encima de los máximos que se alcanzaron durante la primera burbuja de las punto com».
Si bien está claro que «en algún momento el mercado tiene que empezar a caer», el problema es que «no hay demasiadas alternativas de inversión. ¿Dónde va a invertir la gente? ¿En el oro y la plata, que llevan media década estancados?», se preguntó Max. Y amplió: «Esas empresas aún tienen un montón de mercados por conquistar, como la India, China o Indonesia, todas ellas zonas con una densidad de población muy elevada. Los márgenes son altos, la capacidad de expansión es prácticamente infinita».
Las criptodivisas como reserva
En la segunda parte del programa Max entrevistó a Jameson Lopp, ingeniero de BitGo, que analizó la situación actual del mercado de criptodivisas.
«Si tenemos en cuenta las burbujas, entre comillas, que tenemos en la economía de las criptodivisas, la verdad es que se trata de algo minúsculo comparado con el resto de la economía», comenzó opinando Lopp quien arriesgó que «no sería descabellado pensar que, en el futuro, un bitcóin pueda llegar a cambiarse por un millón de dólares».
Según el especialista dentro de la red del bitcóin, «solo pueden llevarse a cabo entre 3 y 5 transacciones por segundo en todo el mundo», lo que supone «una cifra ridícula al lado de las de Visa o MasterCard». En ese aspecto «da un poco igual de qué criptodivisa hablemos» ya que «todas presentan problemas de expansión similares, y ninguna de ellas sería capaz de soportar una adopción a gran escala; por eso hay que encontrar una forma de expandirlas», subrayó.
No obstante puntualizó que «si tomamos el bitcóin más bien como una forma de oro digital, no hay lugar para comparaciones, puesto que resulta imposible enviar oro por el mundo en cuestión de minutos».
La dificultad de las transacciones
Lopp desarrolló el concepto de «maleabilidad de las transacciones», por el cual se dificulta pensar en las criptodivisas como herramienta para el intercambio comercial. «Existen diversas formas de crear una transacción en el bitcóin, y algunos aspectos de esa transacción pueden ser modificados ligeramente por un tercero», explicó.
Esto se hace «sin cambiar los valores ni las direcciones, pero alterando los algoritmos de dispersión, que son como una especie de huella digital», lo cual genera «numerosos problemas a la hora de crear mecanismos de expansión no incorporados a la cadena de bloques».
Por este motivo «para poder apuntar a una transacción y garantizar que nadie puede cambiarla ni manipularla», hace falta «un algoritmo no modificable cuya inmutabilidad ha de quedar demostrada criptográficamente, cosa que actualmente no existe», concluyó.
Fuente: RT