El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), lidera todos los escenarios electorales en Brasil para las elecciones presidenciales de octubre de 2018, en medio de una inestabilidad política del gobierno de Michel Temer, según una encuesta de la empresa Datafolha, del diario Folha de Sao Paulo.


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El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), lidera todos los escenarios electorales en Brasil para las elecciones presidenciales de octubre de 2018, en medio de una inestabilidad política del gobierno de Michel Temer, según una encuesta de la empresa Datafolha, del diario Folha de Sao Paulo.

Todos los escenarios en primer y segunda vuelta favorecen a Lula menos si el contendiente es el  el juez Sergio Moro, que no es candidato, quien lo vencería en segunda vuelta. El país se encuentra en una encrucijada frente a la acusación de corrupción del presidente Michel Temer, quien hoy a reiterado que «no hay plan B», alejando más la posibilidad de renuncia.

Según el sondeo,  Lula tiene 30% de intención de voto, por encima del diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, con 16%; la ex ministra y ambientalista Marina Silva, con 15%, y el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, con 8%, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aliado de Temer.

La misma encuesta reveló el fin de semana que Temer tiene el 7% de intención de voto y que el PT es es el principal partido de adhesión de los brasileños, con 18% de apoyo contra el 5% del PSDB del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y el PMDB del actual gobernante.

El sondeo indicó que  Lula, que está procesado en cinco causas de corrupción, tiene también el índice de rechazo más elevado, con 46. En una eventual segunda vuelta, Lula vencería a Alckmin o a otro potencial candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), como el mediático alcalde de San Pablo, Joao Doria.

En cambio, Moro -quien aseguró que no pretende involucrarse en política partidaria- vencería al ex mandatario con 44% a 42% de los votos, y Silva conseguiría un empate técnico con el líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Incluido en la encuesta como si fuera un político, Moro depende parte del futuro político de Lula, ya que el juez debe emitir en las próximas semanas un veredicto sobre una causa de corrupción contra el ex presidente en el Petrolao, el escándalo por el desvío ilegal de fondos multimillonarios de la empresa estatal Petrobras.

Si Lula, que acusa a Moro de persecución política, es condenado en dos instancias, estará inhabilitado para formar parte de la competencia electoral.

Moro condenó hoy al ex ministro de Economía de Lula y al ex jefe de gabinete de Rousseff, Antonio Palocci, del PT, a 12 años de prisión por la trama Odebrecht. Lo encontró culpable de haber usado dinero desviado de Petrobras para financiar campañas del PT entre 2008 y 2012. Palocci se encuentra detenido e Curitiba, centro de la Operación Lava Jato, junto con el ex tesorero del PT Joao Vaccari Neto.

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La encuesta indicó que el 83% está  a favor de convocar a nuevas elecciones. Así lo pidió a Temer ayer también el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), su socio en el gobierno que surgió cuando ambos se juntaron para destituir en el Congreso a Dilma Rousseff el año pasado. Temer debe ser denunciado penalmente por corrupción del fiscal general, Rodrigo Janot, por supuestamente recibir sobornos e la empresa JBS, el gigante global de la carne.

En un acto oficial, en el piso de su popularidad y apenas con las reformas liberales como garantía de que el poder económico no le soltará la mano en el Congreso, Temer desafío: «Nada nos destruirá, ni a mí, ni a mis ministros».

En el gobierno un hecho policial asoma otro escándalo: un avión bimotor transportando unos 500 kilogramos de cocaína interceptado por la Fuerza Aérea Brasileña partió de una de las haciendas del Rey de la Soja de Brasil, el ministro de Agricultura y ex gobernador de Mato Grosso Blairo Maggi, quien niega vinculaciones con el caso y dice que el territorio cercano a la frontera con Bolivia es usado por narcotraficantes.

 

Fuente: El Telégrafo








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