Bajo fuerte presión del presidente Donald Trump, el Senado de Estados Unidos aprobó finalmente ayer la apertura del debate sobre la derogación de la reforma sanitaria de Barack Obama.
Pero la mayoría republicana de la cámara enfrentará dificultades importantes para sacar adelante una ley.
La propuesta tuvo 50 votos a favor y 50 en contra, por lo que para que el debate sobre salud avanzara se necesitó un voto de desempate del vicepresidente Mike Pence.
El resultado fue un gran alivio para el presidente Trump, quien había presionado a los senadores republicanos para que cumplieran con la promesa de campaña del partido de revocar la Ley de Salud Asequible de 2010, comúnmente conocida como Obamacare.
Es un logro parcial para Trump, feroz opositor del Obamacare, que había convocado a los senadores republicanos a zanjar sus diferencias y avanzar en este tema estancado durante meses. “Este fue un gran paso”, dijo el mandatario.
El senador John McCain, que se ha estado tratando de un cáncer cerebral en Arizona y que volvió al Congreso para votar, recibió una ovación de sus compañeros senadores cuando entró en la cámara.
“Dejen de escuchar a los habladores fanfarrones de la radio, la televisión y el internet. ¡Al diablo con ellos!”, afirmó McCain en su discurso.
Criticó la falta de acciones legislativas en el Congreso, y dijo que no votará por la versión republicana actual para revocar y reemplazar la ley de salud promulgada por Obama.