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“La salida es emigrar”, dice un venezolano que ayer cruzó la frontera con Cúcuta para pasar a Colombia, huyendo de su Venezuela, hundida en un futuro aun más incierto por la polémica Constituyente, cuyo rechazo disparó los niveles de violencia y las protestas que suman más de cien muertos desde el 1 de abril pasado.


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“La salida es emigrar”, dice un venezolano que ayer cruzó la frontera con Cúcuta para pasar a Colombia, huyendo de su Venezuela, hundida en un futuro aun más incierto por la polémica Constituyente, cuyo rechazo disparó los niveles de violencia y las protestas que suman más de cien muertos desde el 1 de abril pasado.

“Venezuela no da para más, le dejé todo a mi hijo, a mi esposa, vendí mi carro, la moneda de Venezuela no da para nada”, reveló otro, que fue parte de unos 26 mil venezolanos que cruzaron a Colombia por este lado de la frontera. Unos van al vecino país para abastecerse de alimentos y otros lo hacen como escala para iniciar una travesía a otros destinos de Latinoamérica. Huyen de la violencia, de la escasez, de la inseguridad, registró el diario venezolano El Nacional.

“Me siento sumamente triste y es increíble que llevo toda mi vida solamente en dos maletas”, dijo a Reuters, Neida Contreras, quien intenta ir a Panamá con su esposo y dos hijos.

En el estado venezolano de Táchira, se alerta un acelerado incremento de personas que buscan cruzar a Colombia.

Según registros, más de 23 mil venezolanos han cruzado el Puente Internacional Simón Bolívar, que conecta a San Antonio del Táchira con Cúcuta, en Colombia, de los cuales unos 3 mil habrían sellado su pasaporte de salida de Venezuela, en busca de un mejor futuro, dijo al Diario de los Andes, el concejal del Municipio Bolívar, Carlos Chacón.

El concejal, que expresa su preocupación por la situación, refiere que a diario emigran venezolanos desde este punto fronterizo a países como Chile, Perú, Ecuador y Argentina.

Chacón argumenta que las cifras de ese éxodo se constata con funcionarios del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería y con trabajadores de empresas de transporte internacional, donde se asegura que a diario 50 buses con capacidad para 40 personas cada uno, trasladan a venezolanos que van a probar suerte y buscar estabilidad.

El dato solo representa el registro de salida por la Aduana Principal en San Antonio de Táchira, aclara concejal.

“Lo que observamos en esas largas colas para sellar pasaporte, es hambre, miseria, enfermedad, preocupación… Al menos un 70% son jóvenes que se están yendo”, agrega Chacón.

Fotografías y videos en redes sociales mostraron largas filas de venezolanos a la espera de sellar su pasaporte para poder salir del país. Con rostros de preocupación, algunos iban con coches repletos de maletas, otros llevaban hasta el colchón.

El fin de semana pasado, 46 buses con destino a Ecuador, Perú y Chile salieron por la frontera del Táchira, registró el diario.

“Cuando hablas con venezolanos, todos dicen ‘me quiero ir’”, dijo a AP Saraid Valbuena, de 20 años, quien huyó a Bogotá con su esposo y su bebé, a inicios de año. “A pesar de que uno viene aquí a dormir en el suelo, quieren venir porque saben que con un día de trabajo, dos días de trabajo, uno puede comer”.

Valbuena y Génesis Montilla, otra venezolana, comparten cuatro diminutas habitaciones de bloques de concreto con otras 12 personas. Robaron chaquetas usadas para soportar el clima húmedo y andino de Bogotá. Uno de sus desvencijados colchones fue sacado de la basura.

Un informe de la agencia de las Naciones Unidas reveló el mes pasado que las solicitudes de asilo de venezolanos se duplicaron en los seis primeros meses del 2017, con 52 mil solicitantes, frente a los 27.000 registrados en todo 2016.

50 buses con 40 pasajeros diarios, son dos mil personas, que duran entre 8 y 10 días de viaje para llegar a otros destinos, no son cifras, son venezolanos que se van buscando un mejor futuro.

Carlos Chacón, concejal del Municipio Bolívar, estado de Táchira

 

 



Fuente El Universo





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