El Municipio de Guayaquil, a través de la dirección de Justicia y Vigilancia, plantea la demolición del único bien inmueble patrimonial hecho en madera que existe en el centro de la ciudad, y que además tiene buhardillas y es vestigio de la época cacaotera de mayor auge en el país.
El planteamiento no es posible al considerar la Ley Orgánica de Cultura (LOC), la cual, según el director de Cultura de Guayaquil, Esteban Delgado, “parece que no ha sido revisada por los funcionarios de niveles medios del Municipio”.
La norma estipula que el gobierno local, como organismo competente, debe solicitar la desafectación del bien, lo cual implica darlo de baja en el inventario de bienes patrimoniales.
La condición solo es posible si este ha perdido sus características patrimoniales, para lo cual debe existir un informe técnico que el Instituto Nacional de Patrimonio (INPC) presentará al ente rector, que es el Ministerio de Cultura y Patrimonio. Este proceso no se ha iniciado por parte del cabildo.
“Estamos de acuerdo en que el bien presenta mucho deterioro, pero no se puede considerar vetusto, eso no existe en los códigos patrimoniales”, dijo Luis Mueckay, quien dirige la regional del INPC.
Mueckay constató que uno de los planteamientos que ha presentado la Fundación Siglo XXI, entidad a cargo de la revalorización del bien, en varias reuniones con sus técnicos, es desmontarlo para reconstruirlo y, en el proceso, conservar sus partes de valor.
Hace dos años, el Municipio de Guayaquil, al igual que otros gobiernos autónomos descentralizados, recibió la competencia de la gestión patrimonial.
Para ello, el Estado dice que les entregó $ 40 millones, aunque el Alcalde lo niega en un comunicado. A través de esta competencia, el cabildo debía crear una unidad especializada en patrimonio, una ordenanza y un plan de acción para preservar todo el patrimonio de Guayaquil.
Hasta la fecha, esta gestión no se ha realizado.
El cabildo, además, tiene entre sus propiedades varias casas patrimoniales, entre ellas la ubicada en Pichincha e Imbabura, la cual expropió en 2011, con el objetivo de instaurar el Museo del Cacao.
Luego de que uno de los pilares centrales del bien se cayera esta semana, el Municipio de la ciudad emitió un comunicado en el cual reconoció que desde que se adquirió el bien, hace seis años, se tuvo como objetivo la demolición y posterior construcción de una réplica.
En su comunicado, el Municipio destaca que la gestión se pidió desde 2015, año en el que se cambió el proyecto de implementar el Museo del Cacao por un Teatrino.
A las consideraciones del cabildo se suman los daños que tuvo la infraestructura tras el terremoto del pasado 16 de abril de 2016.
Según la autoridad local, si la casa se cae, con las consecuencias previsibles, no será su responsabilidad y que para la réplica del bien plantea salvar “lo poco rescatable” de la vivienda, como “chapas, rejas, etc.”.
En 2005, el arquitecto Florencio Compte entró a la vivienda con el objetivo de trabajar en la ‘evaluación y conservación de inmuebles patrimoniales’, encargado por la Fundación Malecón 2000, y que se hizo con un equipo técnico del Municipio, el INPC y la Universidad Católica.
Una familia se había tomado la vivienda, luego de que esta permaneciera en abandono. Según los registros, la casa fue ocupada por sus propietarios hasta fines de los años sesenta.
La vivienda perteneció a Ignacio Ycaza Gómez y a su esposa Pacífica Aspiazu Valdez. Posteriormente estuvo en manos de la empresa Predial Cemavis S. A.
Desde entonces, el Municipio evidenció una atención especial a esta propiedad, pues fue una de las tres seleccionadas para que se trabaje con mayor profundidad sobre su infraestructura, estado de conservación e historia de dominio.
Para el Arquitecto, la propuesta de derribar el bien inmueble planteado por el Municipio de Guayaquil, como la entidad competente de preservar el patrimonio de la ciudad, evidencia la falta de una preocupación por preservar los bienes arquitectónicos de la ciudad.
Es lógico que una edificación de madera, que no se le ha dado mantenimiento y que está en estado de abandono, estaría en ruinas.
Si llegó a manos del Municipio que es la entidad que por ley y también por ética es responsable del patrimonio de la ciudad ellos deben poner el ejemplo de cómo se debe conservar una casa patrimonial, dice Compte.
Agrega que “el terremoto no tumbó la casa, la pudo haber afectado, pero la versatilidad que tiene una edificación de madera es que puede arreglarse de manera fácil, cambiando elementos.
Si es que ellos sabían qué elementos tenían, lo que se evidencia es que no ha habido ningún interés para conservar la casa”.
Para Compte, si el Municipio tuvo un proyecto de hacer un edificio moderno tumbando el original son “responsables intencionales de ayudar a que se deteriore más rápidamente”.
Varios moradores del sector sostuvieron que la caída del pilar fue provocada por una grúa, acto que se evidencia en una de las piedras partidas en las que se accede a la calle.
Xavier Narváez, director de Justicia y Vigilancia del Municipio, no quiso responder si es que tienen constancia de que el pilar se cayera naturalmente o si fue removido.
El funcionario redirigió la pregunta al comunicador social del cabildo, Jorge Rodríguez, quien tampoco contestó hasta el cierre de la edición.
Datos La vivienda habría sido construida en 1915. Fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, mediante acuerdo ministerial 2986, del 2 de julio de 1990.
En 2005, el arquitecto Florencio Compte inició un estudio estructural en la vivienda, como parte de un proyecto de Fundación Malecón 2000.
En este levanta los planos de la vivienda y analiza su situación. En 2011, el Municipio de Guayaquil expropió el bien con la idea de montar allí un Museo del Cacao.
Ahora, ha considerado la realización de un teatrino y desde 2015 pide la demolición. Después del terremoto de 2016, la construcción se deterioró aún más.
En noviembre, Fundación Siglo XXI abrió un concurso para “aprobar los pliegos de la construcción del Museo del Cacao”.