En las grandes colonias espaciales de las que hablábamos la semana pasada, bastaría una velocidad de rotación del orden de una vuelta por minuto para generar, en su superficie interior, la apariencia de una gravedad similar a la terrestre.


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En las grandes colonias espaciales de las que hablábamos la semana pasada, bastaría una velocidad de rotación del orden de una vuelta por minuto para generar, en su superficie interior, la apariencia de una gravedad similar a la terrestre.

Esto se debe a la fuerza centrífuga (centrípeta, en realidad, pues es la superficie la que al girar “empuja” hacia el interior lo que hay sobre ella). Sería un giro tan lento como el del segundero de un reloj, prácticamente imperceptible en el interior de la colonia.

La construcción de estas enormes estructuras correría en gran medida a cargo de cuadrillas de robots, nuestro tema inmediatamente anterior, que, tras un breve repaso a las leyes de la robótica de Asimov, nos llevó a las fábulas de Stanislaw Lem, y de ahí a su novela Solaris y a su pesimista visión de las posibilidades de comunicación con inteligencias extraterrestres.

Pero no todos son tan pesimistas como Lem. Como es bien sabido, las sondas Voyager llevan un Disco de Oro con sonidos e imágenes sobre la vida en la Tierra, con la esperanza de que alguna civilización galáctica pueda encontrar y decodificar esta botella de náufrago lanzada a la inmensidad del espacio.

De su interés: China busca inteligencia extraterrestre y crea un peligro para la Tierra

Aunque tal vez no sea una grabación de imágenes y sonidos la forma más adecuada de comunicarse con mentes extrañas.

El mensaje interplanetario de Bell

En 1960, Ivan Bell, un profesor de inglés afincado en Tokio, tras oír hablar del Proyecto Ozma (cuya finalidad era detectar posibles mensajes procedentes del espacio), concibió un “mensaje interplanetario” con 24 símbolos, que el diario japonés Japan Times publicó en enero de ese año, desafiando a sus lectores a que lo descifraran. Como desafío yo a los míos a que hagan lo propio.

Este es el mensaje interplanetario de Ivan Bell:

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A.B.C.D.E.F.G.H.I.J.K.L.M.N.P.Q.R.S. T.U.V.W.Y.Z

AA, B; AAA, C; AAAA, D; AAAAA, E; AAAAAA, F; AAAAAAA, G; AAAAAAAA, H; AAAAAAAAA, I; AAAAAAAAAA, J;

AKALB; AKAKALC; AKAKAKALD; AKALB; BKALC; CKALD; DKALE; BKELG; GLEKB; FKDLJ; JLFKD.

CMALB; DMALC; IMGLB.

CKNLC; HKNLH; DMDLN; EMELN.

JLAN; JKALAA; JKBLAB; AAKALAB; JKJLBN; JKJKJKJKLCN; FNKGLFG.

BPCLF; EPBLJ; FPJLFN.

FQBLC; JQBLE; FNQFLJ.

CRBLI; BRELCB.

JPJLJRBLSLANN; JPJPJLJRCLTLANNN; JPSLT; JPTLJRD.

AQJLU; UQJLAQSLV.

ULWA; UPBLWB; AWDMALWDLDPU; VLWNA; VPCLWNC; VQJLWNNA; VQSLWNNNA; JPEWFGHLEFWGH; SPEWFGHLEFGWH.

GIWIHYHN; TKCYT; ZYCWADAF.

DPZPWNNIBRCQC.

Vale decir que también invito a mis sagaces lectoras/es a reflexionar sobre los problemas que plantearía la comunicación con una inteligencia extraterrestre y a ofrecernos sus ideas para solucionarlos.








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