Conocida también como la Reina Rumba, Celia Cruz es calificada por los expertos como la máxima intérprete de la música tropical latina. Hoy América Latina conmemora 90 años de su natalicio y exalta la importancia de su legado artístico.
El 21 de octubre de 1925 nació en el barrio de Santos Suárez de La Habana, Cuba, la mujer cuya voz se convertiría en el más grande ícono de la música salsa de todos los tiempos.
Conocida también como la Reina Rumba, Celia Cruz es calificada por los expertos como la máxima intérprete de la música tropical latina. Hoy América Latina conmemora 90 años de su natalicio y exalta la importancia de su legado artístico.
El 21 de octubre de 1925 nació en el barrio de Santos Suárez de La Habana, Cuba, la mujer cuya voz se convertiría en el más grande ícono de la música salsa de todos los tiempos.
Úrsula Iliria Celia Caridad Cruz Alfonzo, hija Simón Cruz, conductor de tren, y Catalina Alfonso, ama de casa, creció bajo una estricta disciplina familiar en compañía de tres hermanos y numerosos primos menores que ella a quienes arrullaba para dormir. Desde entonces sus dones fueron evidentes.
En su juventud se hizo docente. En ese momento, dedicarse al canto, que tanto le gustaba, no parecía una opción. Su padre, Simón, no estaba de acuerdo con que las mujeres proyectaran la música y las artes como profesión.
Sin embargo, su extraordinario talento saldría pronto a la luz tras ganar un concurso local y participar en programas de televisión que la llevarían a sonar en algunas emisoras de La Habana.
Su primera grabación oficial la realizó de la mano del cantante Obdulio Morales. Más adelante formó parte de la agrupación conocida como “Las Mulatas de Fuego” y años después viajó a Venezuela para realizar nuevos trabajos musicales.
Su voz tenía un impacto tal en los oyentes que pronto el rumor sobre este nuevo talento de la música cubana llegó a las más altas esferas. En 1950 el empresario Rafael Sotolongo la buscó para remplazar a quien hasta entonces fuera la voz principal de La Sonora Matancera, Myrta Silva. Entonces el éxito de Celia se volvió imparable.
Con la maravillosa voz de Celica Cruz llegó la época de oro de La Sonora Matancera, hoy reconocida como una de las orquestas legendarias del son cubano.
Durante 15 años, Cruz lideró con su canto a la orquesta dejando un legado de grandes éxitos como “Burundanga”, “Caramelo”, “El Yerberito Moderno”, “Ritmo, tambó y flores” y “Pa’ la paloma”, entre muchos otros, para un total de 188 sencillos.
Para entonces el régimen comunista de Fidel Castro tomaba control sobre Cuba, obligando a Celia y sus compañeros de orquesta a no regresar a la isla, para radicarse en los Estados Unidos donde crecía el movimiento musical del Latín Jazz que derivaría en el género de la Salsa.
Celia alzó su voz contra la dictadura en innumerables oportunidades, aunque no transgredió el plano musical para incursionar en la política. Varias de sus canciones más populares están inspiradas en su anhelo de regresar a su tierra natal. Según biógrafos, la madre de Celia murió sin volver a verla al igual que su padre.
Tras cerrar un exitoso ciclo con la Matancera, Celia conoció al famoso timbalero Tito Puent, quien la invitó a ser la voz principal de su orquesta y juntos hicieron salsa en la ciudad de Nueva York y viajaron por el continente.
Para principios de los años 70, Celia alcanzó la cumbre de su carrera al ingresar a Las Estrellas de La Fania, la más grande orquesta de salsa que se haya conocido, donde compartió escenario con figuras como Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Rubén Blades y Willy Colón con quien estrecharía una gran amistad y grabaría varios álbumes durante las décadas posteriores.
A partir de los años 90, Celia se convirtió en solista y formó su propia orquesta, en compañía de su esposo el trompetista Pedro Knight,con quien vivió hasta sus últimos días.
En 2002, Cruz Alfonzo grabó su último álbum titulado ‘La Negra Tiene Tumbao’ que le significó numerosos premios sumados al insuperable récord de reconocimientos que la ponen en el estrato más alto de las estrellas mundiales de la música.
La tarde del 16 de julio de 2003, falleció en su casa de Nueva Jersey a la edad de 77 años. Por deseo expreso de ella, sus restos mortales fueron primero trasladados a Miami durante dos días para recibir el homenaje de sus admiradores del exilio cubano.
Para el escritor Jairo Patiño, autor de ‘Celia Cruz: Toda la Vida Carnaval’, la Guarachera de Cuba, como también se le conoce, es un icono de la cultura latina porque durante cinco generaciones fue protagonista de la escena musical y contribuyo a la evolución de uno de los géneros más importantes de habla hispana.
Patiño recuerda la visita de Celia a la polémica cárcel de Guantánamo, donde en un episodio registrado por los medios internacionales, sacó la mano por una reja y cogió un puñado de tierra cubana. “Fue una fuerte opositora al régimen de los Castro, pero siempre se mantuvo como estrella musical”, asegura.
Él resalta que Cruz no era compositora sino una voz pura y añade que “hoy en día es contundente recordar a esa cantante pura, porque ahora el canto no es lo más importante en la música, pero ella representó el canto puro, se entregó al arte. Renuncia a sus raíces, a su familia, pero siempre estuvo entregada al canto».
«Era la dueña de una voz única. No existe nadie que haya llegado a los registros sonoros que ella alcanzó con su voz. Les dio a sus interpretaciones un brochazo estético indispensable para la salsa. La Reina Rumba, la expresión máxima de la sabrosura, del sabor del ritmo que otros cantantes no le logran ni lograrán. Sus grandes interpretaciones de las canciones más importantes de la salsa son su gran aporte a la cultura del mundo», asegura.
Hoy, cuando se cumplen 90 años de su natalicio, se realizan para ella homenajes en América Latina. Uno de los más importantes es una exposición itinerante llamada “Celia Vive” que en este momento se encuentra en República Dominicana y de la cual hace parte el libro de Jairo Patiño.
La música de Celia Cruz sigue sonando en las emisoras del planeta y llevando alegría a las sociedades de este siglo. Su legado inconmensurable vivirá para siempre en el corazón de Cuba, de América y de sus fanáticos que la recuerdan como ella siempre quiso: ¡con “Azucar”!.
Redacción CiudadColorada.com |