Las últimas se contabilizaron la mañana de este 23 de abril en el colegio Nacional Guayaquil y en la Politécnica Nacional, en Quito.
De las 43 alertas de bomba, nueve fueron reales y 34 fueron falsas, según el capitán Cristián Suárez, oficial del GIR.
Las amenazas de bomba se incrementaron en un 36% en comparación al 2017.
18 alarmas falsas de bomba se registraron en Quito y 15, en Guayas.
En la Asamblea Nacional se registró la mayoría de amenazas en Quito.
7 alertas de bomba, catalogados como atentados, se contabilizaron en Esmeraldas.
Se verificaron paquetes con artefactos explosivos reales en Napo y Chimborazo. Hubo otras amenazas reales de bomba en Manabí e Imbabura.
Canes amaestrados y técnicos antiexplosivos integran cada equipo, según Suárez. Se activan con la alerta de bomba que recibe el ECU 911.
Los canes especializados, primero, y luego los técnicos realizan una verificación, que incluye, entre otros, toma de rayos X, fotografías y visualización.
Si hay explosivos, los neutralizan con contra cargas, atacan la fuente de poder, abren los paquetes o desactivan los dispositivos de bomba.
No tienen un tiempo establecido para el procedimiento.
Las alertas falsas, explicó el técnico del GIR, se generan por motivaciones sociales, políticas y religiosas.
200 uniformados trabajan en el GIR.
Los explosivos caseros son los más usados, detalló Suárez. Los fabrican con fertilizantes y combustibles. Incluso rayan pentolita que colocan en esa preparación de fertilizantes y combustibles. A este proceso lo conocen como amatol.
Hay tres categorías de alertas. La categoría C es la menos dañina y se activa cuando no está involucrada la infraestructura del lugar, así como la vida de los ciudadanos.
La categoría B, en cambio, procede cuando solamente está en riesgo una infraestructura.
Finalmente, la A es una amenaza cuando hay riesgo para las personas y las instalaciones.
Los uniformes antiexplosivos, que se usan en el Ecuador, son canadienses.
Están elaborados con un material conocido como kevlar, que son tejidos sintéticos en forma de fibras o láminas, que los hacen muy fuertes.
Cada parte de este uniforme pesa más de 8 kilos, indicó el experto del GIR. Tienen una vida útil de 5 años, por ello constantemente se renuevan.
Todos estos trajes tienen control remoto, desde allí controlan el aire acondicionado, el equipo rayos X, entre otros procesos.
Prisión de 15 a 30 días estipula el Código Orgánico Integral Penal (COIP) por las alarmas falsas de bomba.
Esa sanción se impone a quienes realizan mal uso del número único de atención de emergencias y por ello se desplazan o activan recursos de manera innecesaria.
Esta catalogada como una contravención de cuarta clase.
Redacción CiudadColorada.com | Ecuador TV