Con el recrudecimiento de la ola de violencia en el 2000, Ecuador se convirtió en un país de acogida de colombianos.


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Cruzar la frontera y dejar atrás la violencia son las consignas de buena parte de colombianos que dejan su tierra. No son extranjeros comunes, buscan refugio por vivir una situación de violencia, que pone en riesgo su vida y la de sus familias.

Con el recrudecimiento de la ola de violencia en el 2000, Ecuador se convirtió en un país de acogida de colombianos, que huyen del conflicto armado interno. Este tiene como protagonistas a la desmantelada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a paramilitares y a narcotraficantes.

Según el reporte de este mes de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), 61 114 personas están en esta condición. De ellas, 97% (59 280 foráneos) son colombianos. Se trata de la mayor población refugiada en Latinoamérica, reiteró la entidad. 

Muchas de las familias que huyeron del conflicto colombiano se asentaron en los barrios ribereños de la ciudad de Esmeraldas, mientras tramitan su pedido de refugio.

Heidi C. huyó desde el departamento de Nariño, en Colombia. Lo hizo hace ocho años, tras ser amenazada de muerte por la guerrilla, que le pedía entregar a su hija de 16 años a los milicianos. 

Un día después de las advertencias salió con sus cuatro hijos hacia Ecuador, donde buscó ayuda para lograr el estatus de refugiada. Desde entonces, se dedica a la venta de empanadas y artesanías. 

Los refugiados buscan una localidad en donde puedan conseguir un trabajo, explica Fernando López, director Nacional del Servicio Jesuita de Refugiados.

Quito -según la Cancillería- es la ciudad en donde habita el mayor número de refugiados, con un 42% del total, de 60 329 registrados en el 2016. Esmeraldas le sigue con 18%.

Otras ciudades escogidas son Lago Agrio, San Lorenzo, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo y Tulcán.

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En las fronterizas Esmeraldas, Tulcán, Imbabura y Sucumbíos hay 15 200 refugiados. Y la cifra de solicitantes de asilo supera los 69 000, según datos actuales de Acnur.

Eduardo P. se negó a continuar trabajando en los cultivos de coca para grupos irregulares. Hace cinco meses huyó con su familia y tramita su regularización en Esmeraldas.

“Después de la firma de la paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, pensamos que la situación variaría, pero las familias aún son sometidas, bajo amenazas”.

Debido a la cantidad de refugiados en la ‘Provincia Verde’, con mayor presencia en Atacames, Quinindé y Esmeraldas, se ha propuesto la construcción de la Casa de Acogimiento para el Refugiado, en San Lorenzo.

Xavier Estupiñán, de la Unidad de Movilidad Humana de la Prefectura, señala que la coordinación se hará con las ONG que atienden a la población. 

Desde el 2000 se activó el Servicio Jesuita, por el recrudecimiento de la ola de violencia en Colombia. En esa época se gestionó ayuda humanitaria para atender a la gente. “Era una emergencia humanitaria equiparada, hoy en día, a la llegada de venezolanos”, explicó López.


Redacción CiudadColorada.com | El Comercio







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