Con un calor que llega a los 1.200 grados centígrados, y a punta de golpes con un combo, el material inerte se convierte en candelabros, cruces, chapas para puertas, adornos y una infinidad de elementos que tienen su origen en el tradicional barrio Las Herrerías, ubicado al sureste de la capital azuaya.


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Cuando el hierro y el fuego se funden en un solo espacio se producen cosas increíbles. Con un calor que llega a los 1.200 grados centígrados, y a punta de golpes con un combo, el material inerte se convierte en candelabros, cruces, chapas para puertas, adornos y una infinidad de elementos que tienen su origen en el tradicional barrio Las Herrerías, ubicado al sureste de la capital azuaya.

Las creaciones se exponen en la Feria Fuego & Creación, que organiza el Centro Interamericano de Artes Populares (Cidap), inaugurada el pasado 24 de mayo.

En la muestra, que estará abierta hasta el 10 de octubre, confluyen 28 herreros que mantienen vigente su arte. Luis Maldonado tiene 90 años y desde los 13, cuando hizo su primera cerradura, no pudo despegarse del yunque y del martillo, asegura.

Por ese trabajo ganaba un sucre y medio, moneda que desapareció en el siglo pasado, pero con el paso de los años su labor fue ganando clientes y confianza, aspectos que le permitieron generar el sustento para mantener a su familia.

Construir una chapa es un proceso complejo. Empieza con la elaboración de un boceto en papel y le siguen otros pasos técnicos como cortar una plantilla, una cubierta, escudo, hacer un rastrillo y un picolete.

Se concluye con la elaboración de una llave con su aldaba. Ese trabajo suele demorar un día como mínimo.

Pablo Maldonado, su hijo, cuenta que siguió el trabajo de su padre porque le gustó desde la niñez. De toda la familia es el único que se mantiene en esta actividad que también la combina con otra menos tradicional como la metalmecánica porque, según dice, “a la gente no le gusta pagar por el arte”.

Fausto Ordóñez, director del Cidap, señala que la muestra Fuego & Creación es un homenaje para quienes mantienen este oficio. “La idea es sensibilizar a la ciudadanía que detrás de estos objetos hay seres humanos que con el paso de los años se han convertido en custodios de los saberes artesanales”, refiere el dirigente.

La importancia del barrio Las Herrerías en Cuenca se debe a que al estar ubicado en una de las entradas de la ciudad y que hace cien años, cuando la gente aún andaba a caballo, este era el lugar ideal para cambiar sus herraduras para que avancen con sus cargas y generar comercio.

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Redacción CiudadColorada.com | El Universo







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