Dice que se descompensó porque tomó mucho vino blanco, que la emoción del partido donde Argentina derrotó agónicamente por 2-1 a Nigeria le pasó la cuenta y lo hizo reaccionar de formas poco ortodoxas.
Y para zanjar las dudas envió un audio a su pareja, Rocío Oliva, donde con la voz zarrapastrosa y la pronunciación enredada intentó explicar lo sucedido y desmentir las versiones que hablaban de una hospitalización e incluso de su fallecimiento.
Hablamos, claro, de Diego Armando Maradona, quien la noche del 26 de junio brindó su propio espectáculo en el estadio Krestovsky de San Petersburgo.
Más allá de lo que ocurría en la cancha, muchos optaron por presenciar al exjugador argentino que, desde el palco, apoyado en unos cristales con unas extrañas huellas de un polvo blanquecino, realizaba toda clase de extrañas acciones que mantenían la atención de los espectadores que se encontraban más cerca de él.
Rusia #26Jun La mejor foto del momento “iluminado” a Maradona tras gol de Messi por Argentina. @trafficGUAYANA pic.twitter.com/8yYLX4vuOh
— VISIÓN PÚBLICA (@FARFAN_UNO) 27 de junio de 2018
Sus saludos, incluso, dejaron postales como una hermosa imagen donde el icónico 10 de la Albiceleste parece iluminado desde las alturas. Una alegoría que habla de momentos brillantemente captados, pero también de un fanatismo que ve en esas señales una prueba de que Maradona es más que un exdeportista.
Más allá de esos debates, lo cierto es que Maradona gritó, se durmió antes del término del primer tiempo, saludó con la mirada extraviada a los celulares que lo grababan, gritó un descontrolado, inusual, exótico digamos, «gracias Dios” cuando Messi marcó el 1-0 transitorio, se pasó las manos por la cara frenéticamente y transitó de la euforia a la abulia profunda de un segundo a otro, sin previo aviso.
Maradona falleciendo, pero atención al señor con la camiseta de la selección argentina. Atención hasta el final del vídeo, por favor. pic.twitter.com/zWNmKXs7iT
— Juan Soto Ivars (@juansotoivars) 27 de junio de 2018
La prensa de todo el mundo se ha hecho eco de la situación, acaparando incluso más atención que el partido de Messi y los otros diez jugadores argentinos, que con mucho esfuerzo derrotaron a una inerme selección nigeriana.
El toque final del show maradoniano lo dieron sus insultantes gestos a quién sabe quién tras el 2-1 final y la salida, en ningún caso triunfal, que tuvo el astro: apoyado en un grupo de acompañantes, a duras penas manteniéndose en pie, el también entrenador de fútbol fue sentado en una silla ante la mirada complaciente de su séquito, y la cara de preocupación de quienes no podían creer lo que estaba sucediendo.
Maradona de todas formas voló de regreso a Moscú (una hora y 15 minutos de trayecto) e intentó aplacar los rumores fotografiándose en el aeropuerto y enviando el mensaje antes citado a Rocío Oliva.
Sus hijos salieron a defenderlo a través de las redes sociales y el mismo 10 se encargó de disipar dudas: «Me dolía mucho la nuca y sufrí una descompensación”, dijo. Un médico le recomendó irse a casa y él se negó, porque quería seguir alentando a su selección.
Luego envió otro audio a su pareja, donde asegura que «en el box donde estábamos nosotros servían solamente vino blanco. ¿Nos tomamos todo el vino? Sí, pero ahora estoy hablando con vos”. Y hay Maradona para rato, aseguró.
Redacción CiudadColorada.com | DW.com