Un total de 63.880 personas fueron asesinadas en Brasil el año pasado, según un informe publicado el jueves, un nuevo récord que deja ver el deterioro en la seguridad del país antes de los comicios presidenciales.
Desde hace tiempo Brasil es líder mundial en asesinatos totales, y su tasa de homicidios también es una de las más elevadas. Pero los grupos en pro de la seguridad resaltan el continuo incremento en los asesinatos, 61.597 en 2016 después de varios años de ubicarse por debajo de 60.000.
A muchos brasileños les preocupa el estado de la seguridad pública debido al incremento en la violencia.
“Me aterra salir sola de la casa”, dijo María Jacemar Ugulinho, una gerente administrativa de 60 años en Río. “Tres de mis sobrinos ya se fueron al extranjero para huir de la violencia”.
El Foro Brasileño de Seguridad Pública, un organismo independiente que da seguimiento a las estadísticas nacionales de delincuencia y responsable del informe, dijo que el crimen organizado es una de las razones por las que la tasa sigue creciendo.
Sin embargo, indicó también que los operativos policiales cada vez más violentos también desempeñan un papel importante. Con esos operativos la policía intenta confrontar a los narcotraficantes y a otras organizaciones delictivas que controlan muchas de las favelas de Brasil.
El informe registró un promedio de 14 fallecimientos diarios a manos de la policía, un incremento del 20% en comparación con el año pasado.
A los críticos les preocupa que los casos de violencia policial empeoren, en especial en Río de Janeiro, donde el presidente Michel Temer le entregó al ejército todo el control sobre la seguridad pública hasta fin de año.
En lo que respecta a la violencia contra las mujeres, el informe indicó que más de 1.000 fueron asesinadas en crímenes de odio vinculados con su género. Aunque Brasil tiene leyes estrictas contra la violencia doméstica, en las noticias suelen aparecer actos violentos hacia las mujeres.
Recientemente, las tomas de una cámara de seguridad en las que aparece un hombre golpeando a su esposa momentos antes de que muriera conmocionaron al país.
La violencia ha sido un tema central para los candidatos en los comicios presidenciales de octubre. El congresista de extrema derecha Jair Bolsonaro, que se encuentra en segundo en las preferencias, ha prometido que combatirá la delincuencia con firmeza, en parte dándole a la policía “vía libre” para que le dispare a los delincuentes.
Samira Bueno, directora ejecutiva del Foro Brasileño de Seguridad Pública, promueve un enfoque distinto: asegurar que las distintas ramas policiales del gobierno trabajen en conjunto.
En Brasil, la policía militar está a cargo de patrullar las calles, pero de manera independiente a las operaciones de inteligencia de la policía municipal.
“El gobierno invierte principalmente en la policía militar porque los electores desean ver fuerte presencia policial en las calles”, afirmó Bueno. “Esto margina a la policía civil”.
El mes pasado, el gobierno presentó un sistema único de seguridad pública que procura mejorar la colaboración entre los distintos sectores policiales.
Bueno dijo que una mayor colaboración es crucial porque actualmente la mayor parte de los casos de homicidio en Brasil nunca se resuelven. La falta de condenas “envía el mensaje: puedes matar y salirte con la tuya”, señaló.