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Las ciudades no deben enjuiciar a personas que duerman en la calle si no tienen otro lugar a donde ir porque ello representa un castigo cruel e inusual, falló el martes una corte federal de apelaciones.


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@CiudadColorada | AP

Las ciudades no deben enjuiciar a personas que duerman en la calle si no tienen otro lugar a donde ir porque ello representa un castigo cruel e inusual, falló el martes una corte federal de apelaciones.

La Corte de Apelaciones del 9no Circuito dio la razón a seis indigentes habitantes de Boise, Idaho, que demandaron a la ciudad en 2009 debido a un decreto local que prohibía dormir en espacios públicos. El fallo podría afectar a otras ciudades del oeste del país con normativas similares.

Muchas localidades en la Costa Oeste enfrentan dificultades por la indigencia, un fenómeno que se ha recrudecido por el aumento en los costos de las viviendas y la desigualdad de ingresos.

Cuando la demanda contra Boise fue incoada, los abogados de los indigentes dijeron que 4.500 personas no tenían un lugar para dormir en la capital de Idaho, y solo había unas 700 camas o colchonetas en albergues.

Durante años, el caso fue abordado por diversos tribunales, y Boise modificó sus normativas en 2014 para estipular que los indigentes no podían ser procesados por dormir en la calle durante la noche cuando no hubiera cupo en los albergues locales.

Pero esa decisión no resolvió el problema, dijeron los abogados, porque los albergues en Boise restringen el número de días que las personas pueden quedarse. Dos de los tres albergues de la ciudad exigen alguna forma de participación religiosa en algunos programas, aspecto que los vuelve inconvenientes para personas con distintas creencias, señalaron los indigentes.

Los tres jueces del panel del 9no Circuito determinaron que las normativas sobre los albergues implican que los indigentes están en riesgo de ser enjuiciados cuando haya cupo. Los jueces también dijeron que el enfoque religioso de algunos programas de albergue era un problema.

“Una ciudad no puede, mediante la amenaza de juicio, coaccionar a un individuo para que asista a programas de atención de corte religioso, de conformidad con la Cláusula de Establecimiento de la Primera Enmienda”, escribió la jueza Marsha Berzon.

El problema más grande fue que las normativas de la ciudad infringían la Octava Enmienda de la Constitución de Estados Unidos contra un castigo cruel e inusual, determinó la corte.

Berzon escribió que, en esencia, la Octava Enmienda cumple tres aspectos: Restringe el tipo de castigo que el gobierno puede imponer, prohíbe los castigos excesivamente desproporcionados a la severidad del delito, y limita las conductas que el gobierno puede penalizar.

La tercera limitante es procedente en el caso de Boise, escribió Berzon.

“Como resultado, como el estado no puede penalizar el ser ‘indigente en lugares públicos’, el estado no puede ‘penalizar una conducta que es consecuencia inevitable de ser indigente, a decir estar sentado, acostado o durmiendo en las calles’”, escribió Berzon.

En otras palabras, mientras no haya más opción que dormir en la calle, el gobierno no puede penalizar a los indigentes que lo hagan, según el tribunal.

 








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