Irán anunció el lunes haber atacado con misiles posiciones yihadistas en el este de Siria en represalia al atentado del 22 de septiembre contra la ciudad iraní de Ahvaz, y afirmó que solo se trataba de un «pequeño golpe» antes del «verdadero castigo».
El ataque, que podría verse como un nuevo avance de las capacidades balísticas iraníes, tuvo como objetivo la ciudad de Bukamal, en el sureste sirio, cerca de la frontera iraquí, según un comunicado de los Guardianes de la Revolución, cuerpo de élite de la República Islámica.
La operación «Golpe de Muharram» (el mes de duelo musulmán, especialmente celebrado en el Irán chiita) fue llevada a cabo por «la rama aeroespacial de los Guardianes de la Revolución», y estuvo dirigida hacia «el este del Éufrates», es decir, en la orilla opuesta a la ciudad de Bukamal, según el comunicado.
Según los Guardianes, «seis misiles balísticos de medio alcance fueron lanzados desde» el oeste de Irán a las 02H00 de la mañana (23H30 GMT del domingo) y el ataque asestó un «golpe final a 570 km de distancia».
La televisión estatal iraní señaló que los misiles fueron lanzados desde la provincia de Kermanshah, en la frontera con Irak.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), «se produjeron fuertes explosiones en la madrugada en el último reducto bajo control del EI (Estado Islámico), cerca de la ciudad de Bukamal». Este sector es blanco de una ofensiva de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza de combatientes kurdos y árabes, desde el 10 de septiembre.
Los Guardianes de la Revolución declararon que tras los misiles «siete drones militares» bombardearon instalaciones de «terroristas mercenarios».
Irán es, junto a Rusia, uno de los principales respaldos al poder del presidente sirio Bashar Al Asad, con apoyo político y militar. Los Guardianes de la Revolución están presentes en suelo sirio como «consejeros militares» de las fuerzas progubernamentales.
«Numerosos terroristas [yihadistas] y jefes responsables del crimen terrorista de Ahvaz fueron abatidos o heridos» en el ataque contra Bukamal, aseguraron los Guardianes, sin dar más detalles.
La página web de los Guardianes de la Revolución publicó varias fotos de columnas de humos y puntos luminosos en un cielo nocturno por encima de un paisaje montañoso desértico.
Según la agencia de prensa iraní Fars, próxima a los conservadores, se utilizaron dos tipos de misiles: Zolfaghar (de 750 km de alcance) y Qiam (800 km).
– Respuesta «terrible» –
El 22 de septiembre, 24 personas fueron abatidas por un comando de cinco personas que abrieron fuego contra un desfile militar en Ahvaz, en el suroeste de Irán.
El atentado fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), contra el cual Irán lucha en Siria junto al régimen de Damasco.
El mismo día del ataque, el presidente iraní, Hasan Rohani, prometió vengarlo con una respuesta «terrible» y los Guardianes de la Revolución anunciaron una «venganza inolvidable» próximamente.
Los ataques «contra el cuartel general de los terroristas de Ahvaz solo ha sido un pequeño golpe contra estos criminales. El verdadero castigo está por llegar», afirmó el lunes en Twitter el general Mohsen Rezai, ex comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, hoy secretario del Consejo de Discernimiento iraní, uno de los organismos de control del sistema político de la República Islámica.
La investigación iraní apuntaba al principio hacia la pista separatista, pero el 24 de septiembre, el guía supremo, el ayatolá Alí Jamanei, estableció un vínculo entre los autores del atentado de Ahvaz y grupos yihadistas que actúan «en Siria e Irán».
Al día siguiente, el ministerio de Inteligencia iraní anunció haber identificado a los miembros del comando, y afirmó que estaban afiliados a «grupos separatistas takfiris apoyados por países árabes reaccionarios». El término «takfiri» se refiere a los musulmanes sunitas extremistas.
Según el EI, los cinco miembros del comando eran iraníes, cuatro de ellos originarios de Ahvaz.
Jamenei acusó a los atacantes de haber sido «financiados por los sauditas y Emiratos Árabes Unidos». Riad y Abu Dabi desmintieron las acusaciones.