Los restos del periodista saudí Jamal Khashoggi, desaparecido el pasado 2 de octubre tras entrar en el consulado saudí en Estambul, han aparecido.
Poco después de que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, informara de los avances en la investigación de su desaparición y asegurara que todo apuntaba a que había sido asesinado «de forma salvaje en un acto planificado» dentro de la legación diplomática.
Fuentes cercanas al caso han confirmado a la cadena Sky News que han aparecido restos de su cuerpo en el jardín de la residencia del cónsul.
Estas fuentes han señalado que el periodista había sido descuartizado y que su rostro se presentaba completamente «desfigurado».
La semana pasada, cuando se llevaron a cabo los registros forenses en el consulado y en la vivienda del diplomático, se tuvo que retrasar el registro en la residencia consular porque, al parecer,
«la familia del cónsul estaba dentro», tal y como señaló el ministerio turco de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu. Poco antes había sido cesado el cónsul, sin que se publicaran más detalles al respecto.
Desde la cadena han confirmado que han recibido esta información de «varias fuentes», cercanas a la investigación y de círculos políticos, una de las cuales ha ofrecido «detalles macabros» sobre la desfiguración de la cara de Khashoggi.
Arabia Saudí reconoció que sus investigaciones apuntaban a que el periodista había muerto dentro del consulado, pero su versión se centró, en un principio, en una disputa entre el periodista y varias personas.
No obstante, la comunidad internacional ha venido dudando de esta versión desde entonces, incluso el presidente estadounidense, Donald Trump, con quien los saudíes mantienen una fuerte alianza.
De hecho, en medio de la crisis por la muerte de Khashoggi la jefa de la CIA, Gina Haspel, ha viajado a Turquía para conocer y evaluar de cerca toda la información de que disponen los turcos sobre el periodista.
El pasado miércoles, el equipo que fue a llevar a cabo el registro de la vivienda no pudo pasar: el diario turco ‘Hurriyet’ explicó que el equipo de policías, fiscales y forenses turcos esperó durante horas ante la residencia, si bien nunca se le abrieron las puertas.
La vivienda del cónsul, a unos 500 metros del consulado, iba a ser escenario de un registro para buscar huellas de un posible crimen. Las autoridades querían, utilizando luz ultravioleta y Luminol, descubrir alguna mancha de sangre.
Según la emisora CNNTürk, no pudieron entrar en el edificio pero sí rastrearon las canalizaciones circundantes, donde habrían aparecido algunos indicios que no trascendieron.
Una mesa: la clave
Las grabaciones de sonido que salieron a la luz después de la desaparición de Khashoggi revelaban que el periodista había sido desmembrado en la legación diplomática mientras aún estaba vivo. Según la cadena catarí Al Jazeera, el asesinato duró un total de siete minutos:
Según llegó al consulado, Khashoggi entró en el despacho del cónsul general y fue retenido por varias personas. En este momento, le habrían colocado encima de una mesa, donde habría sido drogado.
Aún vivo, uno de los funcionarios presentes, el presidente de la Compañía Saudí de Patología Forense, Salá al Tubaigy, habría empezado a descuartizarlo. Debido a los gritos, el forense, que ocupa un alto cargo en el Ministerio del Interior y que solo podría actuar por oden de un alto cargo saudí, recomendó a los presentes que pusieran música.
Con información elconfidencial.com