Una investigación publicada en ‘Experimental Physiology‘ ha sugerido que la eficiencia con la que transportamos oxígeno a nuestros tejidos (aptitud cardiorrespiratoria) es un predictor mucho mayor de la diversidad de microbiota intestinal (el número de especies diferentes y la uniformidad de las poblaciones de estas especies) que el porcentaje de grasa corporal o la actividad física general.
Los hallazgos sugieren que el ejercicio a una intensidad suficientemente alta, para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, puede ayudar a la salud a través de alteraciones favorables en la presencia, actividad y agrupamiento de microbios intestinales.
Estas mejoras inducidas por el ejercicio en la aptitud cardiorrespiratoria a menudo se corresponden con adaptaciones centrales (por ejemplo, mayor volumen de sangre bombeada por el corazón) y periféricas (por ejemplo, mayor número de capilares para transportar oxígeno de la sangre a los músculos), según los autores del estudio.
Antes, se entendía que una mayor capacidad cardiorrespiratoria solía coincidir con una mayor diversidad de microbiota intestinal, pero no estaba claro si esta relación era atribuible al porcentaje de grasa corporal o actividades físicas de la vida diaria.
Dado que se sabe que el tratamiento contra el cáncer desencadena cambios fisiológicos perjudiciales para la salud cardio-metabólica, incluido aumento del porcentaje de grasa corporal y disminución de la capacidad cardiorrespiratoria, este trabajo se realizó en superviviente de cáncer.
En total, se inscribieron 37 sobrevivientes de cáncer de mama no metastásicos, que habían completado el tratamiento al menos un año antes.
Los participantes realizaron una prueba de ejercicio gradual para estimar el estado físico cardiorrespiratorio máximo, las evaluaciones del gasto energético total y el examen de la microbiota intestinal a partir de muestras de heces fecales.
Los resultados mostraron que los participantes con mayor capacidad cardiorrespiratoria tenían una diversidad de microbiota intestinal significativamente mayor en comparación con los participantes menos aptos.
Otros análisis estadísticos destacaron que la aptitud cardiorrespiratoria representaba aproximadamente una cuarta parte de la variación en la riqueza y uniformidad de las especies, independientemente del porcentaje de grasa corporal.
Estos datos ofrecen una visión intrigante de la relación entre la aptitud cardiorrespiratoria y la diversidad de microbiota intestinal. Sin embargo, dada la naturaleza transversal del diseño del estudio, los hallazgos del equipo de científicos son de naturaleza correlativa.
La muestra participante se limitó a mujeres con antecedentes de cáncer de mama, que tendían a exhibir una afección cardiorrespiratoria baja y otros problemas de salud, lo que significa que la generalización a otros grupos debe hacerse con precaución.
El autor principal del artículo, Stephen Carter, de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, está entusiasmado con continuar la investigación de su equipo.
«Nuestro grupo está llevando a cabo un estudio de intervención para determinar cómo la variación en la intensidad del ejercicio puede influir en la diversidad de microbiota intestinal en condiciones de alimentación controlada para descubrir cómo el ejercicio puede afectar a los resultados funcionales de la microbiota intestinal.
Y estudiar cómo se puede optimizar la prescripción del ejercicio para mejorar los resultados de salud entre las poblaciones clínicas», concluye.
Con información de infosalus.com