El presidente Mauricio Macri pronunciará el viernes el tradicional discurso del estado de la Argentina ante la Asamblea Legislativa, en épocas de malestar social por la recesión económica e incertidumbre frente a las elecciones generales del 27 de octubre.


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@CiudadColorada | AFP

El presidente Mauricio Macri pronunciará el viernes el tradicional discurso del estado de la Argentina ante la Asamblea Legislativa, en épocas de malestar social por la recesión económica e incertidumbre frente a las elecciones generales del 27 de octubre.

En su afán por lograr la reelección para otro mandato de cuatro años, Macri hará anuncios de ayuda crediticia a las pequeñas y medianas empresas que atraviesan la peor crisis desde el colapso y default de 2001.
Una de las mayores encuestadoras del país, Poliarquía, acaba de revelar que 64% de personas desaprueba la gestión de Macri.

El descontento puede sentirse en cualquier lugar público, pero no necesariamente se reflejará en un voto opositor. Las urnas de este año son un gran incógnita y la oposición ni siquiera tiene un candidato de consenso.

Nadie sabe si la mayor rival de Macri en los sondeos, la expresidenta y senadora Cristina Kirchner, presentará su candidatura. Por ahora la justicia la tiene acorralada con más de una decena de casos por presunta corrupción.

«La inflación está bajando», había declarado el jefe de Estado. Pero después se conocieron estadísticas oficiales que marcaron 2,9% de alza de precios minoristas en enero, lo que elevó el acumulado interanual a 50%, el más alto en 28 años.

Macri había prometido que derrotar la inflación era «lo más fácil» en la campaña electoral de 2015, cuando derrotó al poderoso peronismo con una alianza de radicales socialdemócratas y derechistas.

 -Recesión –

«Estamos en el camino correcto», ha reiterado el Presidente, algo que algunos indicadores fundamentales podrían poner en duda.

La recesión hizo caer la economía un 2,6% en 2018. Sólo en diciembre el derrumbe del producto interno bruto fue de 7%. Casi 200.000 personas perdieron su empleo el año pasado, según el oficial Sistema Integrado de Previsión.

Centenares de grandes y medianas empresas han entrado en convocatoria de acreedores o reclamado entrar al encuadre de Procedimiento de Crisis para despedir empleados, argumentando que ya no pueden pagarles. Hasta la poderosa Coca Cola pidió el Procedimiento.

El argumento que esgrime Macri en defensa de su gobierno es el fiel cumplimiento de metas monetarias acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir un salvavidas financiero de 57.000 millones de dólares entre 2018 y 2021.

Se sienten en la calle los efectos del plan de austeridad y déficit fiscal cero, combinados con un chaleco de fuerza a la emisión monetaria. Los salarios perdieron 18% frente a la inflación el año pasado, según el ente oficial Indec.

«La austeridad a ultranza de otras épocas no fue la respuesta adecuada a los problemas fiscales y la recuperación económica que hubo no fue su consecuencia», dijo a la AFP el economista Pablo Tigani, director de la consultora privada Hacer, sobre lo que se puede esperar de los anuncios y las políticas en curso.

La reacción de los poderosos sindicatos peronistas y la sociedad ha sido más moderada de lo que acostumbran.

Para evitar conflictos incendiarios, Macri invirtió en subsidios para aliviar la creciente pobreza (un tercio de la población) en el mayor conglomerado urbano, la periferia de la capital.

Frente a la fuerte pérdida de ingresos una agenda de protestas se lanzará la semana próxima con una huelga nacional de maestros que no iniciarán las clases.

– Agrodólares y corrupción –

Macri confía en la lluvia anual de dólares de los exportadores de soja, maíz y aceites. El dilema es que por el momento estabilizó el tipo de cambio y la dolarización a costa de tasas de interés del 50%, inconcebibles salvo en Venezuela.

La prensa local asegura que Macri, como de economía casi no puede hablar, hará campaña con el argumento de la lucha contra la corrupción.

Un par de jueces afines al macrismo tienen acorralada a Kirchner, acusada en la llamada causa de «los cuadernos», con un centenar de empresarios involucrados en sobornos y precios cartelizados.

Pero un súbito contragolpe se produjo en la Justicia: ahora se investiga al fiscal Carlos Stornelli, el acusador de Kirchner por «los cuadernos», implicado en supuesta extorsión contra empresarios para que la incriminen.

 








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