El incremento de la edad de jubilación, que actualmente es de 60 años (con 30 de aportes) en Ecuador, no es una propuesta nueva en la historia del país. La recomendación ya constaba desde el 2003 en los estudios actuariales del IESS.


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El incremento de la edad de jubilación, que actualmente es de 60 años (con 30 de aportes) en Ecuador, no es una propuesta nueva en la historia del país. La recomendación ya constaba desde el 2003 en los estudios actuariales del IESS.

En estos días, la propuesta se debate, luego de que las autoridades de la seguridad social plantearan que la esperanza de vida se incrementó por lo que es necesario un diálogo.

Rodrigo Ibarra, presidente de la Asociación de Actuarios del Ecuador, explica que en 2003 y 2010, en los estudios que su empresa Actuaria presentó, se hallaron déficits actuariales de $ 3.700 millones y de $ 5.600 millones, respectivamente.

En ese momento se trataba de déficits manejables y se recomendaba que con una leve corrección en la tasa de aporte, y aplicando la ley del 2001 (que proponía incremento gradual de la edad), se hubiesen superado.

Lejos de ello, en los últimos 10 años se han tomado una serie de medidas, como el retiro del 40% de aporte del Estado al IESS, y la carga de una serie de compromisos al IESS, basándose en estudios actuariales que según la Contraloría no reflejaron las verdaderas dimensiones del déficit.

Este mes se conoció un informe final de Contraloría en el que, entre otros puntos, se indica que el déficit actuarial estimado por la empresa Volrisk sería de $ 20.400 millones al 2053; sin embargo, según los cálculos realizados por la Contraloría ese déficit llegaría a esa fecha a $ 144.000 millones.

En estos días se filtró un borrador de un estudio actuarial nuevo que habla de que el fondo de pensiones estaría en unos $ 6.000 millones, equivalente a un año y medio de pensiones, si se considera que cada año se pagan $ 4.500 millones por este rubro.

¿Pero por qué se recomienda el incremento de años en la jubilación? Para Ibarra, 60 años es una edad temprana para dejar de trabajar pues por ejemplo médicos, abogados, contadores, están en plena capacidad laboral.

Actuarialmente, se espera que una persona aporte al menos el doble de años de los que recibirá su pensión. Es decir, si aporta 30 años (10% de su salario cada mes), recibiría unos 15 años (70% de su salario como pensión mensualmente).

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Es insostenible que una persona que aporta 30 años reciba la pensión en igual cantidad de años, asegura.

Otro tema a tomar en cuenta es que hay un mayor envejecimiento de la población. La gente no tiene niños como antes. Son conocidos los dramas de países europeos donde no hay jóvenes. El país debe prepararse para ese momento.

Ahora la población de más de 65 años es un 10%, pero en 20 años llegaría a ser el 25% de la población.

El problema es que el sistema se sostiene cuando muchos jóvenes financian las jubilaciones de los actuales ancianos. Para Ibarra se debe incentivar la participación de los jóvenes garantizándoles que parte de su aporte vaya al fondo común, pero la otra a una cuenta individual que le servirá para su propia jubilación. Este es un “sistema multipilar”.

Entre tanto, Andrés Mideros, exsecretario de Planificación y Desarrollo, opina que la situación del IESS es muy grave, y entre las opciones de solución está la de subir el aporte del IESS, pero no solo el que hacen los trabajadores, sino también el aporte de los empleadores.

Además se debe ampliar la cobertura y afiliar a artistas, amas de casa, entre otros.

Para Mideros el deterioro del empleo es una amenaza para el IESS. El Gobierno busca que haya mayores cotizantes, pero más bien existe menor empleo formal.

De acuerdo con los datos del INEC de marzo pasado, a nivel nacional, el 29,2% del empleo estuvo afiliado o cubierto por el seguro general del IESS, el 12,2% por seguros distintos al IESS general (seguro voluntario, seguro campesino, ISSFA, ISSPOL y otros tipos), y el 58,6% no tenía afiliación o cobertura a la seguridad social.

 








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