Colombia ocupa el tercer puesto, entre 175 países, con la tasa más alta de homicidio infantil en el mundo, según el último informe de la organización internacional no gubernamental Save the Children, que estudió datos entre el 2015 y el 2017.
Tan solo hay que ver que el año pasado fueron asesinados 715 menores (de 0 a 18 años) en el país.
En el informe ‘Las múltiples caras de la exclusión’, Colombia entra en otro vergonzoso escalafón: ser el quinto país con mayor porcentaje de niños desplazados por el conflicto armado, por debajo de Siria, Sudán del Sur, Somalia y República Centroafricana.
Al hablar sobre los preocupantes resultados de este informe, Luz Alcira Granada, directora Nacional de Incidencia Política y Comunicaciones para Colombia de Save the Children, asegura que “a los menores que crecen en medio de una guerra, que son objetivo de grupos violentos, que padecen enfermedades y mueren a causa de ellas, y que enfrentan una discriminación extrema se les priva de todo lo que los convierte en niños y niñas”.
Aunque en algunos de los puntos que mide el informe Colombia ha mejorado, sigue posicionándose como uno de los peores países para ser niño y adolescente en el mundo. Según Granada, “en el país se está perdiendo la niñez. Estamos inclusive por encima de países con mayores niveles de guerra.
Y lo que está pasando es que los niños están muriendo no solo por conflicto armado, sino por violencia intrafamiliar, violencia urbana como balas perdidas, por las pandillas…”.
La directora se detiene para resaltar la cifra de violencia intrafamiliar, pues –asegura– que en este espacio, que debería ser en el que se encuentran más protegidos, es en realidad donde se producen la mayoría de casos de violencia contra los niños. “Los están asesinado, violando, maltratando física y psicológicamente en sus hogares. Es necesario que se haga algo al respecto y se invierta en formación integral a los padres de familia”, aseguró.
El informe destaca el caso de América Latina en cuanto a la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes: no están siendo protegidos. La tasa de homicidios entre las adolescentes es notablemente alta en comparación con el resto del mundo. De hecho, en la región están los 12 países con las tasas más altas de homicidio infantil en todo el mundo.
“Es inaceptable que en 2018, millones de niños y niñas en el mundo aún no puedan ejercer el derecho a estar protegidos, a aprender, a crecer y a jugar. Debemos y podemos hacer más”, señala Granada.
Niños sin tierra
El desplazamiento forzado de los menores es un punto para detenerse. Según el informe, en Colombia hay 7’671.124 de personas desplazadas internas, es decir, nacionales de Colombia que se han visto obligados a huir de sus hogares. De estos, dos millones son niños y niñas.
Comunidades enteras abandonan sus tierras inclusive después del acuerdo de paz con las Farc-EP. Los enfrentamientos entre grupos armados como el Eln, el Epl, las fuerzas paramilitares, pandillas y carteles de las drogas generan desplazamientos masivos en todo el territorio nacional.
Esto lleva a que Colombia ocupe ese quinto lugar del que habla el informe (una tasa de 16), por debajo de Siria (68,1), Sudán del Sur (31,1), República Centroafricana (25,1) y Somalia (17,9), y apenas supera a Afganistán (14,1), Irak (13,6), Eritrea (10,7), Georgia (7,6) y Sudán (7,5).
Peligros que los acechan
Si se observa la clasificación de cada país en el índice de peligros para la niñez (que promedia siete factores de riesgos), Colombia sigue igual en comparación al pasado informe: se mantiene en el puesto 118 del mundo, es decir, muchos niños y niñas se están perdiendo su niñez.
Los siete factores que tiene en cuenta el informe para sacar el resultado son: tasa de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años; retraso del crecimiento; niños y niñas que trabajan; adolescentes que han contraído matrimonio o que viven en pareja; tasa de partos de adolescentes; y población desplazada por la fuerza debido a un conflicto que junto con la tasa de homicidios de niños y niñas forman el factor de violencia extrema.
Victoria Ward, directora regional para América Latina y el Caribe de Save the Children, afirmó que si bien hay avances en muchos indicadores, la violencia sigue siendo la principal amenaza para los niños, niñas y adolescentes.
“La región no está progresando lo suficientemente rápido.A pesar de los avances en materia legislativa para protegerlos, todavía vivimos en un contexto sumamente violento, donde decenas de niños y niñas son asesinados cada día”.
Para la directiva, otra amenaza es el embarazos adolescente, que parece estar disminuyendo en todas las regiones, excepto en América Latina y el Caribe.
Las tasas de natalidad son moderadamente altas en dos de cada tres países. En toda la región, más del 7 por ciento de las menores entre 15 y 19 años (1 de cada 13) dan a luz cada año, 1,5 veces más bebés que el promedio mundial.
De hecho, la región tiene la segunda tasa de natalidad adolescente más alta de cualquier región después del África subsahariana. La tasa en Colombia es de 48,7.
“Si no se adoptan medidas con urgencia, no se podrán cumplir las promesas expresadas por todos los Estados en la Agenda 2030 de asegurar el derecho de todos los niños y las niñas a sobrevivir, aprender y estar protegidos frente a cualquier tipo de abuso y violencia”, concluye Ward.
Sobre las cifras, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) expresó que el país parece sufrir de un ‘cáncer’ que hizo metástasis en el tema de violencia contra la niñez.
«Cada día, atendemos cerca de 66 casos de todo tipo de violencia contra nuestros niños, niñas y adolescentes, que van desde el maltrato verbal hasta el abuso y la explotación sexual comercial», aseguró la institución.
Además, entre las cifras presentadas, durante el 2017 el Icbf adelantó 11.380 procesos administrativos para restablecer los derechos de los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual, mientras que por maltrato (físico, psicológico y por negligencia) registró 10.858 casos.
«Las cifras espantan, las agresiones contra los niños, niñas y adolescentes son cada vez más frecuentes, pero lo más doloroso es que muchas de estas violencias terminan con la vida de los niños», concluyó.
Con información de El Tiempo