Como si fuera la electricidad en el siglo XIX, el 5G promete cambiar el mundo. Al igual que hicieron el primer motor de vapor de Watt en 1769, el primer generador eléctrico de Siemens en 1866 y el primer ordenador Eniac en 1946, esta nueva tecnología de internet traerá otra Revolución Industrial, la cuarta ya, que modificará una vez más nuestro modo de vida.
Esa fue la predicción con que comenzó ayer la Exposición Internacional de «Big Data» de Guiyang, que reúne hasta el miércoles a más de 400 empresas tecnológicas y decenas de expertos y políticos en esta ciudad del sur de China, capital de la provincia de Guizhou. Aunque se trata de una de las regiones más atrasadas del país, en los últimos años ha vivido un notable crecimiento económico al atraer a numerosas firmas tecnológicas que han instalado sus bases de datos entre sus húmedas montañas para mantener convenientemente refrigerados sus gigantescos servidores informáticos. Así se aprecia en los futuristas rascacielos que emergen entre los frondosos montes del «Valle de los Datos» de China, que se ha propuesto hacerle la competencia al Silicon Valley de Estados Unidos.
Veto por espionaje
En plena guerra comercial entre ambas superpotencias, toda la atención de la feria recayó sobre Huawei, el líder global de las telecomunicaciones al que Trump ha vetado por sospechar que podría espiar para el autoritario régimen de Pekín. «Estamos en el centro de la tormenta», reconoció en un debate sobre el 5G Lu Yong, vicepresidente de la compañía en China. A su juicio, «EE.UU. se ha dado cuenta de que, al igual que la electricidad en sus orígenes, esta tecnología se ha convertido en un elemento de estrategia nacional porque no solo traerá mayor velocidad y conectividad, sino una auténtica revolución social». A pesar de las dificultades que entraña el veto, que prohíbe a Google, Intel, Qualcomm y otras firmas tecnológicas estadounidenses seguir suministrando sus programas y aplicaciones a Huawei, aseguró que «estamos preparados porque hemos invertido 2.000 millones de dólares (1.784 millones de euros) en el 5G desde hace diez años».
Entre las medidas a tomar, confirmó que Huawei ha desarrollado un sistema operativo propio para sus móviles, llamado Hongmeng, que ya está siendo probado y sustituirá al Android de Google, que dejará de proporcionarle su software cuando dentro de tres meses acabe la moratoria de adaptación concedida por la Casa Blanca.
Nueva guerra fría
Con Huawei en la diana de esta nueva guerra fría tecnológica contra EE.UU., el régimen chino ha llamado a filas a sus operadoras estatales de telefonía y a sus principales compañías tecnológicas privadas para hacer del 5G una cuestión de Estado. «Tenemos que acelerar la creación de tecnologías clave, que no se pueden comprar o adquirir. Hay que tenerlas en nuestras manos mediante la innovación», ordenó el subdirector de la Administración del Ciberespacio, Yang Xiaowei. Similar discurso pronunció el ministro de Industria y Tecnología de la Información, Miao Wei, quien insistió en que «el 5G, el Big Data y la inteligencia artificial son los motores de la economía digital», que el año pasado cifró en 31 billones de yuanes (4 billones de euros).
Una cantidad desorbitada que seguirá aumentando a medida que la mayor velocidad del 5G permita más acumulación de datos, que crecerán un 30 por ciento anual hasta 2025. «Este nuevo internet lo va a cambiar todo, desde la realidad virtual en 3D hasta la automatización y la conducción autónoma pasando por la domótica y el control sin cables del hogar», auguró Lu Tingjie, profesor de la Universidad de Pekín de Telecomunicaciones. Pero advirtió de que «EE.UU. ha visto las aplicaciones militares del 5G porque todo el mundo estará conectado y ha querido parar esta red que modificará totalmente nuestras vidas dentro de diez años, igual que hizo Apple cuando su iPhone redefinió los móviles y cambió la sociedad en 2007».
Cambios de ciencia ficción
Siguiendo esa misma evolución, en pocos años serán comunes otros logros que hoy nos suenan a ciencia-ficción, como las operaciones quirúrgicas por control remoto, las emisiones de televisión con realidad virtual y los hologramas que harán de maestros en los colegios gracias a la estabilidad de las conexiones sin hilos del 5G.
Para no perder esta oportunidad de oro que le brinda el liderazgo de Huawei, que clama estar dos o tres años por delante de sus rivales, el régimen del Partido Comunista ha impulsado una alianza en su defensa. «En abril pusimos en marcha las pruebas del 5G en siete ciudades y nos unimos a otras 50 empresas tecnológicas. Hoy somos ya más de 200 miembros y llevaremos esta tecnología a 33 capitales más», avanzó Li Guangju, director general del Departamento de Negocios de China Unicom.
Además de esta operadora de telefonía, el 5G de Huawei lo están probando ya las otras dos mayores del país. En el expositor de China Mobile, bajo eslóganes del Partido Comunista con la hoz y el martillo, cámaras con calidad 4K pueden sostener una videoconferencia con 400 participantes o grabar desde 200 metros con todo detalle y hasta reconocimiento facial.
Móviles preparados
Gracias a estos avances que permite el 5G, Huawei ha firmado con 42 operadoras de todo el mundo, pero el veto de Washington la ha sumido en su peor crisis porque más de la mitad de sus ingresos proceden del extranjero. Para Wu Hequan, de la Academia China de Ingeniería, tiene posibilidad de vencer porque «ya hay móviles preparados con 5G y los procesadores se pueden adoptar». Pero advierte de que «la compañía necesitará nuevos microchips especiales, más pequeños y que no se calienten, y no sabemos qué medidas tomará EE.UU., lo que significa que habrá más incertidumbre».
Con información de ABC