Por su parte, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana expresó solidaridad con esa lucha contra impopulares reformas y la violación de los derechos humanos. Lo propio hizo la Oficina para América y el Caribe de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, la cual repudió los actos represivos.


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La respuesta represiva militar y policial por parte del Estado colombiano a las masivas protestas populares desde hace más de una semana han provocado el rechazo mundial, expresado en pronunciamientos de organizaciones y personalidades de países de América Latina, el Caribe, Norteamérica y Europa.

Desde Francia, Chile, Costa Rica, Uruguay, Cuba, España, Australia, Alemania y Reino Unido rechazaron la represión contra el paro nacional en Colombia, el cual transita este jueves por su décima jornada.

Instituciones de esas y otras latitudes se sumaron a las críticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea a las medidas extremas ante las protestas contra una reforma tributaria en definitiva retirada.

La víspera, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) condenó, a través de un comunicado, los hechos violentos por parte del Estado colombiano desde el 28 de abril.

El bloque integracionista expresó su preocupación por las víctimas de detenciones, desapariciones, abuso sexual y la muerte de 37 personas según la Organización Temblores, de las cuales solo 11 son reconocidas por la Fiscalía local.

De igual manera, la articulación de movimientos sociales hacia el ALBA-TCP se pronunció en idénticos términos y llamó a la solidaridad internacional frente a la respuesta violenta del gobierno de Iván Duque, el cual optó por la militarización del país.

Por su parte, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana expresó solidaridad con esa lucha contra impopulares reformas y la violación de los derechos humanos. Lo propio hizo la Oficina para América y el Caribe de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, la cual repudió los actos represivos.

Entre las personalidades internacionales, la vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de Cuba, Ana María Mari, cuestionó la violencia contra el pueblo colombiano, movilizado por sus derechos.

De igual forma, senadores de Estados Unidos como el demócrata Jim McGovern censuraron «la brutal respuesta a las manifestaciones pacíficas», mientras otro demócrata, Gregory Meeks, pidió al Presidente colombiano «moderar la respuesta».

Al mismo tiempo, colombianos residentes en España, Australia, Alemania y Reino Unido se movilizaron para apoyar las demandas populares y pedir que cese la violencia.

La respuesta castrense asume una particular violencia, mediante actos represivos que aumentaron desde el inicio del Paro Nacional el 28 de abril contra la reforma tributaria, la reforma pensional y la reforma de salud, así como otras medidas antipopulares.

 








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