Ecuador sufrió su primera derrota en condición de local en la presente Eliminatoria sudamericana rumbo a Catar-2022, la segunda consecutiva ante Perú en un premundial, la tercera en el clasificatorio y es el sexto partido que la zaga tricolor recibe, al menos, un gol (en este caso fueron dos, como ante Uruguay).
Esta derrota no debe desviar el rumbo de la Selección, que ha tenido más aciertos que errores en este arranque premundialista a Catar-2022.
Sin embargo, lo que causó más preocupación fue la imagen completamente distinta de Ecuador, respecto a la mostrada en las primeras cuatro jornadas, inclusive, la exhibida durante 65 minutos del partido ante Brasil, hasta que cayó el tanto de Richarlison. La realidad es que ante Perú fue el peor partido de la Tricolor en la era de Gustavo Alfaro; y lo trascendental no es el por qué, sino por el cómo se perdió.
La dura caída del martes debe servir como un punto de inflexión para lo que vaya a suceder de cara a próximos encuentros. No hay que pensar tampoco que está todo perdido y que Ecuador ya no tiene chances de ir al Mundial. Y peor aún comenzar a buscar culpables por lo que pudo ser y no fue; opinando con la portada del lunes, todos somos cracks.
En este artículo trataré de explicar los posibles motivos de fondo que provocaron que en esta doble fecha de Eliminatoria la Tricolor sea la única selección que no sumó ningún punto de los seis posibles.
El fútbol nos dio la derecha con una serie de resultados que, si bien hubieran beneficiado aún más los intereses de Ecuador en el caso de ganar, el combinado de Gustavo Alfaro no perdió el tercer puesto; aunque varios rivales directos como Colombia, Paraguay, Chile y Uruguay sí recortaron su distancia.
Uno de los aspectos que más le afectaron a la Tricolor fue la poca continuidad de varios jugadores que tuvieron minutos ante Brasil y Perú. Sobre todo en las bandas, donde Ecuador sufrió de más en varias ocasiones. Lamentablemente, fueron futbolistas que arrancaron de gran manera este proceso de clasificación.
Un ejemplo de ello fue el caso de Pervis Estupiñán. El buen elemento del Villarreal español fue una de las piezas claves en el arranque del premundial, sin embargo, tras una lesión fue perdiendo continuidad en su club y terminó la temporada como emergente en el equipo de Unai Emery, campeón de la Europa League.
Su banda fue constantemente vulnerada en los contragolpes peruanos. Por ese mismo lado se produjo el debut en eliminatorias de José Carabalí, el habilidoso extremo de Universidad Católica que no ofreció ni el 10% de lo mostrado en su club. Posteriormente, el evidente cansancio al no estar acoplado a la altura dificultó aún más el desempeño del exjugador de Osasuna.
Incluso, sus centros nunca llevaron peligro por la poca fuerza con la que fueron enviados. Christian Cueva y Gianluca Lapadula se divirtieron explotando los espacios libres que dejaba Estupiñán.
Pedro Pablo Perlaza también tuvo inconvenientes. Su nivel se fue apagando por una situación incómoda que vive en Liga (Q), donde fue relegado del equipo principal por no tener el “compromiso” que se requiere, según palabras de Pablo Repetto, DT que está en la cuerda floja con los albos.
Esta situación de Perlaza se vio reflejada en el campo de juego. Su incidencia fue casi nula y sus espaldas fueron atacadas con facilidad. Tanto así que Alfaro no dudó en cambiarlo para el segundo tiempo.
Empero, la sustitución no solo fue nominal, sino también estructural. La estrategia de arranque, el 4-4-2 con Michael Estrada y Jordy Caicedo en punta, intentando tener profundidad con Carabalí, por la izquierda, y con Perlaza, por derecha, no surtió ningún efecto y se le facilitó el trabajo a la zaga peruana.
A esa ineficacia se le añadió el poco juego interior brindado por Ángel Mena, uno de los más influyentes en el arranque de la Eliminatoria, y Moisés Caicedo, otro de poca participación en su club, el Brighton de la Premier League inglesa y al que se le notaban ciertas molestias físicas a pesar de terminar los 90 minutos.