Pese a que el Protocolo que la creó en 2009 establece que la divisa no estará ligada al accionar de ningún banco central del mundo, las decisiones y recomendaciones emanadas en varios de ellos está afectando en forma plena la evolución de sus cotizaciones y también de sus principales competidores.


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Pese a que el «Protocolo» que la creó en 2009 establece que la divisa no estará ligada al accionar de ningún banco central del mundo, las decisiones y recomendaciones emanadas en varios de ellos está afectando en forma plena la evolución de sus cotizaciones y también de sus principales competidores.

Las criptomonedas en general y el Bitcoin en particular atraviesan un período de enorme incertidumbre que se refleja cabalmente en las cotizaciones.

De hecho, luego del notable crecimiento observado en los ocho primeros meses del año, cuando acumuló una suba del orden del 400% y llegó a rozar los u$s5.000, en lo que va del mes está sufriendo una fuerte corrección, pues su precio descendió hasta tratar de encontrar un piso cerca de los u$s3.700, lo cual equivale a una caída del orden del 25%.

Pero el Bitcoin no es el único que sufre una fuerte corrección, pues la otra gran criptomoneda del momento, el Ethereum, también enfrenta importantes pérdidas, pues retrocedió más de un tercio de su valor en los últimos días.

Lo llamativo del caso es que este derrumbe es atribuido a la decisión de varios entes reguladores y de supervisión de de diferentes mercados financieros, pese a que en el «Protocolo Bitcoin» se establece claramente que la moneda virtual no estará sujeta al accionar de ningún banco central del mundo.

Pero la realidad es que la primera gran venta masiva de Bitcoins se produjo el pasado 4 de septiembre, llevando el precio hasta los u$s4.290 y se originó en la decisión de China de prohibir las emisiones de «tokens» digitales, que en el mundillo financiero se denominan Initial Coin Offerings (ICOs).

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Cabe señalar que esta forma de obtener fondos frescos se ha venido generalizando entre pequeñas compañías y start ups en varios países del mundo, incluyendo la Argentina, pues los potenciales inversores pretenden replicar el espectacular rally que ha registrado el Bitcoin en los últimos tiempos con nuevas monedas virtuales.

Según el Banco Central Chino, este tipo de inversión, que genera «mini criptodivisas», ayuda a alterar el orden económico y financiero, por lo que además de prohibirlos, está investigando el mercado en profundidad, al tiempo que analiza si en el futuro castigará el intercambio de monedas virtuales.

Es por ello que tras su decisión de frenar las ICOs, surgieron rumores que podría tomar nuevas medidas sobre los activos virtuales que circulan en ese país.

Si bien en las ruedas posteriores el mercado intentó recuperar posiciones y escaló hasta los u$s4.600, de repente todo se precipitó cuando el principal regulador financiero de Reino Unido, la Financial Conduct Authority (FCA, por sus siglas en inglés) advirtió del «alto riesgo» que supone el uso de estas emisiones como mecanismo para obtener fondos al tratarse de una «inversión especulativa».

La FCA considera que este tipo de operaciones debería limitarse a inversores experimentados, y destaca la posibilidad de que se pueda llegar a perder toda la inversión.

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Sus advertencias incluyen un reconocimiento de las limitaciones a la hora de supervisar este tipo de operaciones, al añadir que algunas de estas ICOs se quedan «fuera del espacio regulado«.

Pero eso no fue todo, ya que para completar el cuadro de situación realmente adverso, también influyeron las noticias provenientes de Rusia. Fue la propia presidenta del Banco Central de ese país, Elvira Nabiullina, quien reflejó su punto de vista negativo sobre este tipo de actividades.

La banquera declaró que «el uso de las criptomonedas como un sustituto del rublo en la adquisición de bienes y servicios tiene el riesgo de debilitar la circulación de dinero y por lo tanto, no se permitirá su uso como dinero sustituto».

A sus palabras se sumaron casi en simultáneo las del ministro de Finanzas de su país, Anton Siluanov, quien ha recalcado la necesidad de regular este mercado.

Siluanov señaló que «el Estado ruso entiende que como son reales no tiene sentido prohibirlas, pero sí hay una necesidad de regularlas».

El funcionario agregó que están elaborando una ley que establecerá el marco normativo para este mercado y sostuvo que «desde ya se prevé que el mismo incluirá un procedimiento para la negociación de criptodivisas en el que se registrará a aquellas personas que quieran participar en el mismo.

Cabe recordar que anteriormente, la Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC por sus siglas en inglés), había establecido que los «tokens» deben ser considerados como valores, por lo que toda nueva emisión estará sujeta a la correspondiente registración previa en el organismo como si se tratara de un título negociable.

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Debido a la suma de todas estas decisiones, que se produjo una verdadera estampida de capitales, como consecuencia de lo cual el volumen total se redujo en cerca de u$s60.000 millones, si se toma en cuenta el máximo alcanzado en agosto, que fue valuado en unos 180.000 millones de dólares.

Para peor, en las últimas horas se conocieron las declaraciones de uno de los banqueros más influyentes de Wall Street, quien afirmó que este mercado atraviesa una enorme burbuja que «no terminará bien».

James Dimon, que ya anteriormente había anunciado que al final explotará, sostuvo además que «es un fraude» y que despediría a cualquier empleado que negociase con Bitcoin por ser «estúpido».

En cuanto a la posición de algunos bancos centrales de apoyar el uso de una divisa que no controlan, Damon se mostró escéptico, pero sin embargo, diferenció la utilidad que puede tener la tecnología que se aplica – denominada «blockchain» – de la propia moneda.

¿Se está en presencia de una inmensa burbuja?

Las «hiperbólicas» escaladas -como las denomina Mark Tinker, analista de Axa en Asia- del Bitcoin y otras especies similares, hace que algunas instituciones y expertos anticipen un futuro que genera serias dudas, al tiempo que consolida certezas en otros tantos actores del mercado.

Haciendo un poco de historia, en 2009, por ejemplo, quien compró 5.000 Bitcoins por menos de u$s24, hoy su tenencia equivaldría a unos 20 millones de dólares. Asimismo, el que hubiera invertido u$s500 en 2013, hoy dispondría de unos 42.000 dólares.

Es por ello que quienes desconfían sobre lo que pueda suceder en el futuro, se atienen a lo que muestran los gráficos, pues en los últimos tres años su precio trepó un 1.800%.

Este porcentaje acortó en tres veces el lapso que medió para la formación de la burbuja de las «punto.com» de la década de los 90, cuando el índice tecnológico Nasdaq 100 tardó 10 años en acumular una suba semejante antes de hacer temblar a todo el mercado financiero internacional.

En un periodo similar, ni la burbuja del petróleo, que estalló en 2008, ni la de la plata, que lo hizo en 2011, alcanzaron tal dimensión. Tampoco la de la construcción, como advierten desde Bespoke Investment.

Pese a esta última evidencia, existe una postura que, aunque no niega la posibilidad de su existencia, argumenta que gran parte de los activos que la han protagonizado en el pasado siguen existiendo.

Para tratar de comprender mejor el fenómeno, es conveniente analizar cuáles son las etapas o tiempos de este tipo de comportamiento.

La primera fase es de escepticismo, en la cual solo los emprendedores y desarrolladores de este nuevo mercado o en este caso de esta tecnología conocen su verdadero potencial.

La segunda de caracteriza por su rápida expansión, ya que se suman muchos más usuarios y su potencial comienza a atraer a los inversores institucionales. Por lo general esta fase termina con la primera decepción del mercado y una caída relativamente significativa de las cotizaciones que hace pensar que todo se trataba de una falsa promesa.

La última fase, en la que prevalece la euforia, comienza a encubarse cuando los medios de comunicación la descubren y despiertan la atención del público en general, que en busca de ganancias fáciles se vuelca a comprar el activo, sin mensurar si su precio tiene relación con su valor real.

Este período alcanza su punto culminante cuando muchos de los nuevos adeptos consideran que esta tecnología llegó para quedarse y que va a terminar revolucionando por completo la humanidad y por lo tanto no se la puede comparar con ningún desarrollo tecnológico anterior. A partir de esta convicción, nace un nuevo paradigma social.

Finalmente, sucederá lo peor, pues el mercado suele colapsar inmediatamente después de la fase de euforia.

Lo interesante del caso es que más allá de estas opiniones y de los vaivenes de las cotizaciones, las posiciones largas o alcistas en Bitcoins son consideradas ahora la transacción más codiciada de los mercados financieros, según surge de una encuesta realizada por Bank of America Merrill Lynch entre numerosos administradores de fondos de inversión.

Según la misma, el 26% de los entrevistados lo mencionó como su favorito, mientras que el 22% consideró que la apuesta más atractiva es posicionarse a favor de una suba del Nasdaq Composite Index.








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