Conducir un automotor en estado de ebriedad ya no ocupa el primer lugar en la estadística sobre accidentes de tránsito en Ecuador; sin embargo, esto no tiene nada de positivo, tampoco significa que esa causa haya desaparecido, lo que ocurre es que hay otra razón, muy preocupante, que ahora ocupa ese puesto: conducir y al mismo tiempo hablar por el teléfono celular.
En 2017 murieron 155 personas (7,23%) por causa del alcohol o de alguna droga, mientras que por hablar con el celular murieron 526 personas (24%). A continuación viene el exceso de velocidad (308 muertos y 14,32%), no respetar las señales de tránsito (294 muertos y 13,68%).
La cifra, actualizada al primer trimestre de este año, respecto a hablar en el teléfono móvil mantiene la tendencia y el porcentaje como principal causa de los accidentes de tránsito en todo el país.
Es tan grave a escala internacional que la Organización Mundial de la Salud tiene a este fenómeno como una causa que cuadriplica las estadísticas de accidentes.
En una investigación que publicó ayer El Telégrafo, el gerente general de Aneta, Gorki Obando, explica que la distracción de quien conduce tiene tres implicaciones: desvío visual, que ocurre cuando el conductor dirige la vista para ver los mensajes que se transmiten a los teléfonos:
Cognitiva, mediante la cual se pierde la condición de manejo y de identificar lo que se cruza en la calle o en la carretera; y auditiva, porque el ruido del celular impide al conductor escuchar, por ejemplo, el paso de ambulancias.
Ecuador tiene una ley de tránsito similar a las de otros países, pero el problema es que no se cumple, afirman dirigentes de escuelas de conducción. Respecto al uso del celular, no se ha desarrollado campañas similares a las efectuadas para no conducir si se ingieren bebidas alcohólicas o drogas.
En realidad, en materia de tránsito es muy poco lo que se promociona; el respeto a los peatones, por ejemplo, no está entre las prioridades de las autoridades y el paso cebra es apenas una pintura blanca con líneas horizontales.
Redacción CiudadColorada.com | El Telégrafo